En diseño gráfico elegir la tipografía idónea tiene la misma importancia
que elegir los colores, las imágenes o el formato de un trabajo
gráfico. La elección de una tipografía u otra debe estar basada
en criterios estéticos y funcionales y adecuada al contenido y propósito
general de cada proyecto gráfico. Elegir una u otra tipografía
cambiará completamente el aspecto y resultado final de tus diseños, por
esta razón no deberás elegir una tipografía guiándote únicamente por
tus gustos personales. En este post te damos pautas para que puedas
escoger correctamente el tipo de letra que mejor se adapte a cada uno de
tus diseños gráficos.


Las tipografías pueden expresar estados de ánimo, emociones,
estilos de vida, asociarse a períodos históricos concretos o a productos
y marcas conocidas. Pueden ser comprimidas, expandidas,
angulosas, redondas, refinadas, simples, modernas, elegantes, agresivas…
y en función de los demás elementos de diseño gráfico a los que
acompañen transmitirán sensaciones y mensajes muy distintos.
Una buena tipografía ayuda a comunicar la imagen que deseamos en una
identidad corporativa, refuerza el diseño de un folleto o un cartel,
contribuye a mejorar la legibilidad de un libro y en ocasiones puede
constituir el único elemento de diseño gráfico, como ocurre en muchas
portadas y portadillas de libros o en algunos tipos de carteles y
pancartas.
Claves para elegir la tipografía correcta
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Vigila la correcta relación entre tamaño de letra, ancho de columna e interlineado.
Si varía una de las tres cosas tendrás que adaptar las otras dos para
que la proporción sea siempre la adecuada y no cansar al lector. Un
tamaño entre 8 y 11 puntos es ideal para una buena legibilidad de los
textos. El correcto espaciado entre letras y palabras también es
importante, ya que las tipografías demasiado comprimidas o muy
expandidas cansan más y se leen peor, pero pueden funcionar bien en
pequeños bloques de texto o para pies de fotos. La longitud ideal de
línea es la que contiene entre 60 y 65 caracteres.
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Ten en cuenta el contraste de color entre las letras y el fondo, a menor contraste menos legibilidad.
La mejor combinación en cuanto a legibilidad es el texto negro sobre
fondo blanco. El texto negro sobre fondo amarillo se lee bien de lejos,
con letras grandes y en textos breves. Los textos en blanco sobre fondo
negro se leen peor y cansan la vista, si los usas hazlo en textos
cortos, con tipografías muy legibles y en un tamaño mayor y más grueso
que el de los textos en negro sobre fondo blanco. Los textos en color
rojo o naranja cuesta leerlos pero puedes usarlos en titulares y rótulos
en los que quieras llamar la atención.
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No combines más de dos tipos de letra.
Aunque tipografías muy diferentes bien combinadas pueden generar
contraste y diseños atractivos y dinámicos, utilizar muchos tipos de
letra en un mismo trabajo genera confusión y desorden. Si
necesitas más variaciones tipográficas consíguelas jugando con los
tamaños de letra, el color, los espacios y la dirección del texto, pero no atiborres tu diseño con muchas tipografías diferentes.
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Utiliza con moderación las mayúsculas, versalitas, negritas y cursivas. Están bien para destacar palabras concretas o enfatizar una frase, pero usadas en exceso perjudican la legibilidad y el diseño.


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