Por ejemplo, un buen logo puede hacer que tu producto sobresalga entre los demás, ya que por más que tu producto sea bueno, el “simple detalle” del diseño puede ser la diferencia entre que el cliente o espectador se interese en lo que ofrecés. Porque, aunque parezca superficial, la gente te juzga por lo que puede ver de vos; recuerda que allá afuera hay miles de productos. Entonces ¿por qué no darle el valor que merece?, ¿por qué no dedicarle el tiempo que necesita la creación de un buen diseño? Nuestro punto es fomentar el diseño gráfico como una inversión, no como un producto que adorna tu trabajo, sino como una herramienta más para atraer público a tu negocio.
Un diseñador grafico, debe contar con la suficiente experiencia y recursos para: estudiar un caso a fondo, dominar las herramientas y el conocimiento adquirido durante el ciclo de la carrera (no sólo aprender a operar un software) y ser capaz de crear una propuesta completamente original para cada uno de sus clientes. El diseño va mas allá de lo decorativo, participa en varios sectores como la estrategia, liderazgo y competitividad de una empresa: lo estéticamente bien pensado, también debe reflejar todo el trabajo que se ha invertido en crear un producto o servicio y debe de poder construir una comunicación no verbal con quienes están allá afuera en el mundo real. El verdadero diseño grafico debe de lograr:
- Crear ventajas de competividad
- Innovar en cómo se comunican los productos y servicios dentro del mercado
- Comunicar directa y claramente con el sector al que se está dirigido
- Penetrar en nuevos mercados
- Mejorar costos (ahorro en cambios de imágen innecesarios)
- Darle a los productos, servicios y empresas elementos visuales que los vuelvan únicos
